INSTITUCION UNIVRESITARIA CESMAG

VICERECTORIA DE BIENESTAR INSTITUCIONAL

ESCUELA DE FRANCISCANISMO

 

REFLEXIÓN

III DOMINGO DE CUARESMA 

Quien se ufana de estar en pie, cuidado con caerse (1 Cor, 10, 12)

 

Liturgia de la Palabra:

Primera lectura: Éxodo (3,1-8a.13-15).

Salmo: Sal 102,1-2.3-4.6-7.8.11 El Señor es compasivo y misericordioso.

Segunda lectura: Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,1-6.10-12).

Evangelio: San Lucas (13,1-9).

 

Elaboro: Carlos Eduardo Contreras G. Pbro.

 

Nos encontramos en ya en el tercer domingo de cuaresma, esta preparación nos lleva paulatinamente a vivir el misterio central de nuestra fe, la Pascua. Para ello, la Iglesia como Madre y Maestra nos regala nuevamente un encuentro, con la Palabra Divina.

La primera de lectura de este domingo nos trae a la memoria el gran relato de la liberación de Egipto. Allí los israelitas vivían en la esclavitud. Pero llega un momento en que el Señor ve la opresión del pueblo, escucha sus quejas y los libras de esa situación para llevarlos a la tierra prometida, una tierra que mana leche y miel. Pero ¿Quién es ese liberador? – Es El Dios de la Vida, que a través de su siervo Moisés, obra la liberación de su pueblo. ¿Cómo tiene que responder Moisés cuando su pueblo le pregunta quién lo envía? “Yo soy el que soy”. Dios es el que es y en su ser, es el fundamento de nuestro propio ser, de nuestra libertad, de nuestra vida, por ello nosotros los seres vivos somos sus criaturas.

Y el Dios de la Vida, quiere la vida para nosotros, la vida en plenitud, la vida en libertad. Para el pueblo de Israel oprimido por la esclavitud del Imperio Egipcio se abrió un horizonte de esperanza. Dios, el Dios de sus padres, el Dios de la vida, se acerca ellos, se acerca a su realidad y por medio de Moisés su profeta, les ofrece la libertad y un futuro nuevo en una tierra nueva, como fin…pero para alcanzarla deben hacer el proceso de liberación, un proceso que va ser lento, de mucha paciencia, grandes sacrificios, en medio de éxitos y fracasos.

Del Evangelio de Lucas destacamos 3 palabras claves para nuestra reflexión:

Seguridad: Muchas veces pensamos que ya estamos salvados, solo por el simple hecho de ser bautizados, de hacer una o dos oraciones o participar en unas cuantas ceremonias, caemos fácilmente en la idea de “creemos que somos mejores que los otros” así lo recuerda el Señor Jesús a sus oyentes: ¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que los demás, porque acabaron así? Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? (Lc 13, 2;4). Por ello, vale la pena preguntarnos ¿qué hacemos con esa liberación que Dios nos ofrece? El hecho de que Dios nos libere no quiere decir que automáticamente alcancemos la libertad. La persona privada de la libertad no basta con abrirle la puerta de la cárcel. Tiene que levantarse y salir por su propio pie. Tiene que asumir su parte en su propia liberación.

 Conversión: Es la invitación insistente del Señor, no solo para el tiempo de Cuaresma, sino como un proceso constante de la vida, hoy el Evangelista nos lo recuerda con las palabras de Jesús: Les digo que no; y si no se enmiendan, todos ustedes perecerán también (Lc. 13, 3 ,5). Pero hay que poner esta expresión en conexión con el final de la parábola. En ella podemos comprender la inmensa misericordia de Dios que una y otra vez sigue tendiendo su mano salvadora, liberadora, hacia nosotros. El dueño llevaba ya tres años gastando tiempo y dinero en una viña que no daba fruto. Quiere cortarla, arrancarla y ocupar el terreno en otra cosa. Pero el viñador quiere seguir probando. Piensa, cree y espera que todavía es posible que dé fruto. Dios espera mucho de nosotros, espera nuestra conversión.

Paciencia, característica fundamental del obrar de Dios. La conversión, el cambio, la sensibilización, el ser cada día mejor, es cuestión de paciencia y trabajo. La misma paciencia que Dios sigue teniendo con nosotros. Hasta que seamos capaces de vivir como hombres y mujeres libres, responsables, éticos, espirituales y profundamente humanos. Paciencia es lo que tiene Dios con nosotros, pero por favor no abusemos pensando, “que peco y rezo para empatar”, si bien es cierto el tiempo de Dios es eterno, el tempo del ser humano es limitado y no puede alcanzarnos para cumplir la meta, nos podemos quedar en la mitad del camino. “Tampoco provoquemos al Señor, como lo provocaron algunos de ellos y perecieron y sus cuerpos quedaron en el desierto” (1 Cor. 10, 9-10)

Cuaresma no es tiempo para sentirnos desesperanzados o desanimados. Es cierto que al mirar a nuestras vidas descubrimos que hemos desperdiciado la herencia preciosa que recibimos de nuestros padres, que no vivimos como debiéramos la fe cristiana que nos transmitieron. Quizá me dé cuenta de que en muchos aspectos mi vida deja mucho que desear. Pero no es menos cierto que tenemos un liberador que una y otra vez nos sigue tendiendo su mano. Para que salgamos de nuestra cárcel. Para que caminemos en libertad. Para que vivamos en plenitud. Las lecturas de este domingo son causa de esperanza. Nos confirman, una vez más, que Dios no abandona a su pueblo. Aunque a veces la vida se nos haga tan dura que así nos lo llegue a parecer.

Para la reflexión

Piensa en tu vida de familia, en el trabajo, con los amigos, ¿qué situaciones o cosas me hacen sentirme esclavo? ¿De qué creo que me tendría que liberar? Sabiendo que tengo el apoyo de Jesús, ¿qué pasos concretos tendría que dar para alcanzar la liberación? No te hagas más que un propósito o dos, pero ¡cúmplelos!

 

Recuerda enviar tus intenciones para orar por ellas al correo misadominical@iucesmag.edu.co